miércoles, 13 de noviembre de 2013

SÓLO SOMOS SOLOS


Somos esclavos de nuestro tiempo y de nuestro lugar
somos esclavos de nuestras palabras y de nuestros silencios más sonoros,
libres de pensamiento y de soñar, cuando nuestra lengua enmudecida quiere cantar
y caemos bajo las olas de un extraño mar.
Eres mi compromiso ineludible, cuando lejana me pides para te olvidar.

Somos esclavos de nuestros sueños y de la misma libertad
somos esclavos de nuestro llanto y de nuestras risas,
libres de morir y de sudar, cuando nuestros ojos se ciegan en la oscuridad
y volamos sobre los jardines de un olivar.
Eres mi fracaso concreto, cuando cercana te veo volar.

Somos esclavos de las mañanas y del café con leche al despertar
somos esclavos de las fatigas y del enjuague bucal,
libres de dormir y de amar, cuando nuestra boca se calla y no quiere besar
y nos sentamos bien al lado de la misma  mesa para desayunar.
Eres mi amor secreto, al mismo tiempo que mi malestar.

Somos esclavos de nuestras historias y de las mentiras sin contar
somos esclavos de las mañanas y de la ropa sucia que hay que lavar,
libres de entristecer y de alegrar, cuando nuestras manos están muy sucias de trabajar
y nos miramos de espaldas juntos sin protestar.
Eres mi deseo más dulce, al mismo tiempo que mi soledad.

Somos esclavos de las noches y de las ganas de estornudar
somos esclavos de nuestros silencios y de los cariños más tiernos como del pan,
libres de escribir poemas y de bailar, cuando a  nuestras piernas las van a amputar
y nos queremos ir a la cama a fornicar.
Eres mi muñeca de algodón, cuando veo tus piernas sin depilar.

Somos esclavos de la lluvia y de la falta de baño ¿por qué será?
somos esclavos de nuestros bostezos y de las tristezas más hondas que el mismo mar,
libres de imaginar tu rostro bello, cuando no te puedo amar
y nos escribimos por carta, correo electrónico o por chat.
Eres mi abrazo más cansado, cuando tu cintura quiero tomar.

Somos esclavos de nuestros prejuicios y de los colores del arco iris ¿verdad?
somos esclavos de nuestras grandezas y de las papas que debemos pelar,
libres de cocinar corazones, de almas que quisiéramos  juntar
y nos reunimos para celebrar, morirnos y nos enterrar.
Eres mi angustia más augusta, cuando tus besos quisiera robar.

Somos esclavos de las mañanas y de nuestros insomnios de noches sin acabar
somos esclavos del arroz con leche, la mazamorra y el queso sin sal,
libres de amar, de dar consuelo o arrebatar
y nos reímos para no llorar, torcernos la mente o nos suicidar.
Eres mi ternura invisible, mi más completa calamidad.

Somos lo que somos, ni más piedra, arena o playa lunar
sólo somos solos, mi india blanca, esa es tu risa, este es mi ombligo y esas las medias rotas de un niño que hoy no va a almorzar.


CÉSAR AUGUSTO DE LAS CASAS

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