lunes, 28 de octubre de 2013

LO SABIA, LO SABÍA, LO SABÍA


Después de tanto
vuelo, he llegado,
al mismo punto
donde tus alas
tersas, femeninas,
inconsultamente
me
tomaron.

Qué profundo,
embriagante
vértigo
siento,
cual iluso,
cayendo
en el vacío
agrio de la soledad.

Qué ardiente
es la lluvia
de tu corazón ignoto,
que perfuma de rojo
mi labio superior e inferior,
esas dos toscas y frías
obsolescencias,
fábrica de palabras
muertas,
mortajas viejas
en las que envuelvo
mis propias mentiras,
cristales  de silencio
precipitándose
hacia mi pecho,
en caída libre
por mi garganta.

No hay corazón que aguante
repetidamente
tu silencio, tu silencio, tu silencio;
no hay palabras
que deletreadas
no sean, simplemente o tan sólo,
perlas de dolor hechas deseo
encarnaciones
de Mujer, mutación del sueño.

Lo sabía, lo sabía, lo sabía;
pero qué dulce
borrachera
es tu boca muda
y tu lengua inquieta.

Lo sabía, lo sabía, lo sabía;
pero tus ojos
son aves tiernas
que comían
de mi pecho
los pocos frutos
frescos que todavía quedan.

Lo sabía, lo sabía, lo sabía;
pero tus manos
son encantos, benditos
pétalos que anidan
en los jardines
de mis pensamientos,
fábricas de caricias
ausentes pero tibias,
dulces de contemplar,
pero qué amargas
sorberlas
en besos al vacío.

Lo sabía, lo sabía, lo sabía;
que mi pena sería igual
o mayor, profunda
y más profunda
que tu bello
cuerpo, anhelo de mi alma
reticencia
a la razón,
miel de mi deseo.

Lo sabía, lo sabía, lo sabía;
pero hoy, aunque lo sabía,
sólo me queda
este dolor.....callado, oculto y discreto,
pero qué dolor,
tan cierto...tan dolor...

Brasilia, 28 octubre de 2013


CÉSAR AUGUSTO DE LAS CASAS

AVE OCULTA


Tus labios no me dicen nada.
Es que el silencio ha caído
como lluvia pétrea
y pesada,
aplastando mi ilusión,
mi alma enamorada.

Tus labios no me dicen nada.

Porque sí bien tus palabras se confunden
con el canto dulce y liviano de tu voz,
tu silencio es cristal
roto y cortante,
sobre mi deseo, mi dolor.

Tus labios no me dicen nada.

Porque ahora eres invisible
ave oculta
que vuela aprisionada
en mi pensamiento
agitado y estrecho, sin color.

Tus labios no me dicen nada.

Porque ahora nuestras distancias
son pétreas e infinitas,
ave oculta
liberame de la jaula de tus silencios,
y de las murallas que tus miradas ausentes me han impuesto.

CÉSAR AUGUSTO DE LAS CASAS

Brasilia, 28 de octubre de 2013

OCTUBRE


No tiembla.
Finalmente veo a octubre cerrar los ojos,
Boca callada, labio cerrado,
Pero siempre con la rosa en la sonrisa
Avanza entre jardines
Oliendo incienso y flores muy moradas.
Termina.

Las esquinas me cubrían,

Las esquinas encerraban siempre un alma,
Mi alegría
se columpia en la quijada,
Pusieron laboriosamente una tiendesita,
Sus hijas de entre el polvo dividían las miradas,
Anoche su vientre roto ha florecido, un hijo.

Tiembla octubre y vuelve fuerte,

Acuérdate del hijo que ayer pariste
Eres sangre putrefacta hasta el morado
Eres canto del pueblo y sus comidas.
Tiembla octubre y vuelve fuerte
Como en las mañanas que arrullabas mis cantares,
Tiembla sin dejar de hacerme temblar,
No sea que de impotencia blasfeme aquellos nombres.

Tiembla octubre y vuelve fuerte.

Octubre,
vuelve.

CÉSAR DE LAS CASAS

Lima, 30 de octubre de 1978